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Doctores de La Iglesia "Es imposible restaurar la disciplina una vez que ésta decae; si nosotros, por negligencia, dejamos caer en desuso las reglas, las generaciones futuras no podrán volver a la primitiva observancia. Guardémonos de incurrir en semejante culpa y transmitamos fielmente a nuestros sucesores el legado de nuestros predecesores". San Pedro Damian

El trabajo desarrollado por mentes preclaras que han dado fundamento sustancial al pensamiento de la Iglesia Católica, no puede quedar en el olvido. Por ello este portal ha querido presentar la vida de todos aquellos grandes personajes que han destacado en el saber, que han descollado  en la defensa de la doctrina de la Iglesia, algunos desde el siglo IV del Cristianismo y otros a lo largo de la historia eclesial según se han presentado las realidades históricas, sociales y espirituales en cada una de las épocas.

 

"Doctor de la Iglesia" es un título que la Iglesia Católica otorga oficialmente a ciertos santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Este título proviene del latín "Doctores Ecclesiae" y se ha otorgado a muy pocos santos en la historia debido a las grandes enseñanzas que la Iglesia Universal, y por ende la humanidad, han obtenido de su teología y su doctrina.

De los ocho Doctores originales, cuatro son Padres del Occidente: San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín,  y San Jerónimo y cuatro son del Oriente: San Atanasio, San Juan Crisóstomo, San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno.  En la actualidad hay 36 Doctores de la Iglesia, entre ellos 4 mujeres.

 

Para alcanzar la mención de Doctor de la Iglesia se requieren tres condiciones:

a) conocimiento notable,

b) alto grado de santidad y

c) ser proclamado Doctor por la Iglesia.

 

"Doctor de la Iglesia" solo puede ser otorgado por el Papa o por un Concilio General y es un acontecimiento muy excepcional. Hasta la fecha solo han sido proclamados por el Sumo Pontífice.

Desde el siglo XVII se conoce con el nombre de Padres Apostólicos a un grupo bastante determinado de autores, de los cuales, al menos los más antiguos, son contemporáneos del fin de la edad apostólica. Sus obras, escritos de circunstancias, sin preocupación teológica o literaria, son el testimonio más precioso de la fe y de la vida de las primeras generaciones cristianas.

 

En este grupo se pueden mencionar a San Clemente romano, tercer sucesor de san Pedro; san Ignacio de-Antioquía;  se relaciona también a los Padres Apostólicos el Pastor, obra de Hermas, fiel romano de la mitad del siglo II.  Otro documento: La Doctrina de los doce Apóstoles, DIDAJE, fue considerada durante mucho tiempo como el texto cristiano más antiguo, después de las Escrituras canónicas.

 

La Iglesia, en el siglo IV, ya con libertad de expansión, pudo utilizar ampliamente y con una magnífica floración literaria las ideas teológicas y doctrinales, defendiendo a la Madre Iglesia de las herejías que se desplegaban por todo el mundo cristiano. Los Doctores fueron excelentes escritores, muy superiores a los autores paganos de su tiempo, merced a la profundidad de su inspiración y a la sinceridad de su fe.

Ojala que el lector encuentre en estas biografías una base del conocimiento, santidad, inspiración divina y decisión de ayuda a los necesitados que poseían estas personalidades.

 

 

Noviembre 2017

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