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(35) TOMADO DEL OBSERVADOR EN LÍNEA DEL 27 DE ENERO DE 2013 http://www.elobservadorenlinea.com/content/view/4117/1/

LA DICTADURA DEL DEPORTE
LA SOMBRA DEL PODER ES ALARGADA

El mundo se ha convertido en un lugar donde miles de millones de personas observan con detenimiento lo que unos cientos hacen. El deporte no es la excepción... es la regla.
Por Francisco Septién Urquiza
Las proezas de la actividad física humana en competencia mueven la ilusión de millones de personas en la actualidad mediatizada; en su fuero interno, los espectadores, consideran que las marcas de Michael Phelps les pertenecen por el simple hecho de verlo y apoyarlo; ¿para qué hacer ejercicio si otros lo hacen tan bien? El fenómeno deportivo se comporta igual que el reparto de la riqueza: el crecimiento de las elites es proporcional al decrecimiento común; mientras los deportistas de alto rendimiento rompen mayor cantidad de marcas, el resto de las personas se convierten en obesos sedentarios.
El mundo se ha convertido en un lugar donde miles de millones de personas observan con detenimiento lo que unos cientos hacen. El deporte no es la excepción... es la regla. En pocas palabras: la difusión de las competencias deportivas ha destruido la esencia del deporte. De otra forma, cómo se explica el escandaloso hecho que Estados Unidos de América (EUA), el país que obtuvo el triunfo en el medallero de las últimas Olimpíadas (Londres 2012), sea, al día de hoy, el país con más personas obesas del mundo; mientras unos pocos musculosos y atléticos americanos sorprenden al mundo, el resto de sus compatriotas se hunde en grasa. Para los medios de comunicación es más conveniente la pasividad que la actividad; el común de los espectadores de esta clase de eventos son flojos consumados que, por el simple hecho de ver un partido de futbol, consideran que el ejercicio del día está hecho. Los perezosos son la principal fuente de ingresos del negocio del deporte.
La amistad y la promoción son el pretexto mojigato que engaña a las masas, los eventos deportivos masivos sirven para hacer millones de dólares. Decir la verdad no vende; nunca he escuchado a algún comentarista de ESPN afirmar: «lo que ustedes ven es casi imposible, por lo que les recomiendo que no se esfuercen; para llegar a este nivel se necesita un físico único, olvidar la vida en familia, destruir al compañero y sonreír; por cierto, cuando el deportista se vuelve inútil, lo desechamos». Detrás del brillo de salud y armonía que recubre las justas deportivas, se esconde la suciedad y la avaricia que la nutre.
El ideal griego de mente sana en cuerpo sano se recuerda como una utopía antigua. Es necesario que el deporte sea retomado por todos; apagar la televisión, ¡ya! Salir de la hipnosis nauseabunda de los anuncios comerciales y de las proezas irrealizables. No importa que no puedas correr los 100 metros planos en menos de 10 segundos, pero por favor ¡corre!; si no, el fin te va alcanzar babeando frente a la televisión.

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