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INFORMACIÓN TOMADA DE: http://www.cbioetica.org/revista/123/123-0413.pdf

FUNDAMENTAR LA BIOÉTICA (1)
IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES ENTRE ÉTICA Y CIENCIAS BIOMÉDICAS PARA LA CONSTITUCIÓN DE LA BIOÉTICA.
DR. RODRIGO GUERRA LÓPEZ *

Resumen
Se realizó una reflexión sobre la interacción que existe entre las ciencias biomédicas, la ética y la bioética, considerada esta última en su carácter interdisciplinario y como ciencia en sentido estricto. Se hizo énfasis en la importancia de una bioética sin falacia naturalista. Se concluyó que, para asegurar el futuro de la bioética, ésta debe preocuparse más por su cientificidad y por su rigor racional, que por emplear adjetivos que dificultan que su objeto sea la verdad sea y no el compromiso de grupo.
Palabras clave: Ética, bioética, ciencias biomédicas, falacia naturalista, antropología personalista.

Introducción
Las controversias sobre cuestiones bioéticas en la actualidad ocupan un lugar central del debate público en casi todo el mundo. El peso político y social que posee este tipo de temas no es pequeño. Este “peso” no es atribuible a cierta manipulación de los medios de comunicación social, sino a los valores comprometidos en estos asuntos. En efecto, temas como el aborto, la eutanasia o la crisis medioambiental, constituyen realidades fundamentales para la humanidad. Más allá del discurso académico, todo ser humano, toda sociedad, toda democracia, advierte -aunque a veces no lo exprese de manera sofisticada- que decidir sobre la vida en general y sobre la vida humana en particular posee una relevancia enorme, ya que es la propia existencia la que se pone en juego.
Muchos de los temas que la bioética suele abordar son de una gran complejidad. Para los tomadores de decisiones, el comprenderlos en sí mismos antes de juzgarlos es de suyo una obligación necesaria pero no fácil.
Pienso en este momento en el difícil papel de los Ministros de la Suprema Corte de cualquier país, que especializados en la impartición de justicia, tienen que conocer un muy complejo universo, repleto de cuestiones diversísimas, al momento de tener que realizar una deliberación biojurídica (1).
Precisamente con esta preocupación, en la presente exposición trataré de mostrar algunas de las articulaciones fundamentales entre ética y ciencias biomédicas, al momento de intentar constituir una bioética sin adjetivos, es decir, una bioética como ciencia estricta.
En otras ocasiones he tenido oportunidad de explorar algunos otros aspectos que es preciso tener en cuenta para este mismo fin (2). Sin embargo, en esta ocasión me concentraré en la interacción que existe entre un conjunto de ciencias experimentales (las ciencias biomédicas), una ciencia práctico-normativa (la ética) y una interdisciplina (la bioética).

Desarrollo
1. La bioética: un nombre atractivo para un discurso complejo.
No es difícil advertir que en la bioética concurren muy diversos tipos de conocimiento de manera simultánea. Basta abrir un manual cualquiera de bioética o escuchar la exposición de un académico experto en esta área para mirar, no sin asombro, que lenguajes y enfoques procedentes de muy diversos mundos intelectuales se encuentran y, en ocasiones, se entretejen pretendiendo lograr una cierta unidad. Mirando con mayor enfoque analítico, es posible advertir que bajo el nombre de “bioética” quedan acogidos discursos de muy diverso nivel epistémico. Por ejemplo:
a) Diversos dialectos científicos provenientes de las más variadas disciplinas, teóricas y prácticas; con fundamento a priori y experimentales; con orientación tecnológica o humanística.
b) Distintas escuelas y tendencias al interior de cada una de las disciplinas involucradas: en cada ciencia existen afinidades e interpretaciones diversas.
c) Elementos extracientíficos variados: prejuicios, sentimientos, convicciones personales, compromisos partidistas, intereses económicos.
Esto quiere decir que la bioética, por una parte, padece el sufrimiento propio de las interdisciplinas debido a la multiplicidad de discursos incorporados; los problemas propios de las polémicas de escuela que existen siempre al interior de cada área del saber; y, finalmente, padece la influencia de ruidos diversos procedentes de nuestras vidas personales y de la interacción social en la que el quehacer científico siempre se encuentra inmerso.
Rememorar la historia de la bioética refuerza más este escenario(3). Muchos piensan que los orígenes de la bioética es preciso situarlos con la invención del término por Van Rensselaer Potter quien pensaba en una “science of survival”, en una “ciencia sobre la supervivencia”(4)
Bajo este enfoque, la bioética comprende no sólo las acciones del hombre sobre la vida humana, sino también sobre la vida animal y el medio ambiente. Sin embargo, otros son partidarios de pensar que el origen le corresponde a André Hellegers, quien en 1971 fundó el Joseph and Rose Kennedy Institute for the Study of Human Reproduction and Bioethics, y que sitúa a la bioética como la nueva ética de las ciencias biomédicas. Giovanni Russo y el propio Van Rensselaer Potter, han tratado de defender el enfoque amplio, el cual, de hecho, se ha ido imponiendo con el paso del tiempo(5). En la segunda edición actualizada de la Encyclopedia of Bioethics, Warren Reich ha propuesto una definición breve, que abraza bajo la noción de “ciencias de la vida” la problemática amplia de lo vivo en todas sus formas y las cuestiones en torno al medio ambiente. La bioética es:
El estudio sistemático de las dimensiones morales -incluidas la visión moral, las decisiones, la conducta y las directrices de las ciencias de la vida y de la salud, con el empleo de una variedad de metodologías éticas, en un contexto interdisciplinar(6)
Esta definición me parece bastante acertada en lo fundamental. Sin embargo, bajo su cobijo, es fácil llegar a pensar que la bioética es un comienzo ex novo que no continúa la experiencia acumulada de la ética médica del pasado sino que ante desafíos nuevos correspondería en el presente la búsqueda de justificaciones nuevas en el ámbito moral. En este sentido, algunos han convocado a re-elaborar toda la ética como bioética sosteniendo de manera más o menos explícita una suerte de ruptura epistemológica e histórica: La reflexión bioética nace del esfuerzo de individuar la nueva tabla de valores adaptada a las nuevas circunstancias(7)
Lo nuevo y complejo de los problemas bioéticos nos coloca ante la necesidad de una nueva ética: se requieren nuevos datos ante una nueva situación; se impone una revisión de la ética. (…) Si se ha repetido hasta la saciedad que la ética de este siglo es bioética, hay que llegar hasta el final de la frase y precisar: la bioética impone una revisión de la ética(8)
El efectismo de estas expresiones es manifiesto. El proclamar rupturas y colocar el énfasis en la “novedad” de la propuesta ofrecida puede tener su impacto mediático en el público no especializado. Sin embargo, un mínimo análisis de la bioética contemporánea, aún de la más rupturista, exhibe por todos los flancos que no puede ser interpretada adecuadamente sino como una experiencia de reflexión crítica sobre temas, asuntos, autores y tendencias que proceden de un pasado remoto. Tan remoto como los orígenes mismos de la práctica médica y de la preocupación por el medio ambiente (9)
En realidad, como todo otro saber, la bioética contemporánea posee orígenes muy antiguos que conviven en todas sus escuelas y versiones. La novedad de la bioética no consiste en autoafirmarse como un parteaguas histórico a partir del cual será preciso redefinir todos los valores y teorías éticas posibles sino como la oportunidad para apreciar la necesidad de una nueva y más completa interdisciplina que permita ofrecer con gran rigor un saber racional y razonable sobre la libertad humana desafiada por las exigencias éticas de los organismos vivos -en todas sus formas-, del desarrollo de biotecnología y del medio ambiente. Dicho de otro modo: la bioética es un proyecto inacabado que es preciso constituir reelaborando críticamente:
a) Una teoría sobre la interpretación de los resultados que proveen los saberes biológicos, ecológicos y biomédicos: este es el terreno de una nueva biología teorética o biofilosofía que de manera complexiva estudie lo viviente en sus diversas modalidades e interacciones y los problemas filosóficos derivados de las intervenciones biotecnológicas (10). Este estudio no puede ser una “aplicación” extrínseca de una filosofía pre-elaborada sino el esfuerzo renovado de pensar desde las cien-cias biomédicas una metateoría sobre las mismas, que permita darle mayor inteligibilidad a los hallazgos empíricos. Este es el esfuerzo inaugurado por Aristóteles y que hoy es preciso continuar (11)
b) Una teoría sobre la persona en acción: este es el ámbito de una antropología filosófica que recupere la centralidad del ser humano real, de la persona en acción, como lugar ontológico desde el cual la bioética emerge como problema y como criterio hermenéutico que permite indagar las posibles respuestas a los diversos desafíos sobre la vida (12). Esto significa construir una teoría de la persona en la que puedan ser integrados realmente los aportes biofilosóficos señalados en el inciso anterior.
c) Una teoría sobre los orígenes de la normatividad-ética y jurídica-: este es el campo de la ética y de la filosofía del derecho que han de explorar al interior de la experiencia humana los elementos que dan lugar a la experiencia propiamente ética y propiamente jurídica (13). Esto quiere decir que en bioética no basta comprender mejor sino que lo importante es obrar y obrar-bien: descubrir las vías para que en la acción suceda aquello que objetivamente es bueno y justo de manera extrínseca (derecho y dimensión axiológica de la ética) y las vías para que eso objetivamente bueno y justo colabore a hacer buenas a las personas que lo ponen en práctica (dimensión praxeológica y perfeccionista de la ética).
De este modo, aparece con claridad que la bioética, si bien convoca a múltiples saberes al intentar construirse, precisa de estos tres que principalmente fungen como sus ejes arquitectónicos: una biofilosofía biológicamente fundada, una antropología centrada en la persona, y una ética capaz de mostrar su vinculación con la vida real de las personas y con el derecho.
Bibliografía.
1 Cf. D´AGOSTINO, F. Bioética. Estudios de filosofía del Derecho, EiunBibliografía.
1 Cf. D´AGOSTINO, F. Bioética. Estudios de filosofía del Derecho, Eiunsa, Madrid 2003.
2 GUERRA LÓPEZ, R. “Por una bioética sin adjetivos: la bioética en el contexto de la crisis moderno-ilustrada”, en Medicina e Morale. Revista Internazionale di Bioetica, 2006, n. 6, p.p. 1189-1204; “Por una bioética sin adjetivos II: Bioética, interdisciplinariedad y sociedad plural”, en Actas del XIII Congreso Internacional de Escuelas de Medicina de Universidades Católicas, Pontificia Universidad Católica de Chile (20 de abril 2007), en curso de publicación; “La persona es fin y no medio”,en TOMÁS, G. M. POSTIGO, E. (EDS.), Bioética personalista: ciencia y controversias, Eiunsa, Madrid 2007, p.p. 39-69.
3 Para una presentación histórica de la bioética, véase: JONSEN, A. R. The Birth of Bioethics, Oxford University Press, New Cork 1998; REICH, W. T. “The Word “Bioethics”: Its Origins and the Legacies of Those Who Shaped It”, en: Kennedy Institute of Ethics Journal, 1994, p.p. 319-
333; RUSSO, G. (Ed.) Storia della bioetica. Le origini, il significato, le istituzioni, Armando, Roma 1995
4 Cf. POTTER, V.R. “Bioethics, the science of survival”, en Perspectivas in Biology and Medicine, 1970, n. 14, p.p. 127-153; Bioethics: Bridge to the Future, Englewood Cliffs
5 RUSSO, G.- POTTER, V. R. “La prima idea di bioetica”, en RUSSO, G. Bioetica fondamentale e generale, SEI, Torino 1995, p.p. 5-18. 6 REICH, W.T. Encyclopedia of Bioethics (revised edition), Simon & Schuster-Macmillan, New York 1995, Vol. I, p. XXI.
7 MORI, M. “Conclusioni”, en D´ORAZIO, E.-MORI, M. (EDS.), Quale base comune per la riflessione bioetica in Italia? Dibattito sul Manifiesto di bioetica laica, in Notizie di Poiliteia, XII, n.n. 41-42, 1996, p. 86.
8 MASIÁ CLAVEL, J. Bioética y antropología, Universidad Pontificia Comillas, Madrid 1998, p.p. 29-31.
9 PORTER, R., The Greatest Benefit to Mankind: A Medical History of Humanity from Antiquity to the Present, Harper Collins, New York 1997; BOUDOURIS K. & KALIMTZIS K. (EDS.), Philosophy And Ecology, Vol. I, Ionia Publications, Athens 1999.
10 Para una aproximación a una nueva biofilosofía, véase: SERANI, A. El viviente humano. Estudios biofilosóficos y antropológicos, Eunsa, Pamplona 2000.
11 Cf. GOTTHELF, A. Y LENNOX, J. (EDS.), Philosophical Issues in Aristotle´s Biology, Cambridge University Press, Cambridge 1987, p. 360
12 A este respecto, véase: WOJTYLA, K. Persona e atto, saggio introduttivo di G. REALE; saggio integrativo di T. STYCZSEN, revisione della traduzione italiana e apparati a cura di G. GIRGENTI e P. MIKUISKA, testo polacco a fronte, Rusconi Libri 1999; GUERRA LÓPEZ, R. Volver a la persona, Caparrós, Madrid 2002.
13 GUERRA LÓPEZ, R. “Aproximación a las fuentes de la experiencia jurídica”, en Ars Iuris. Revista del Instituto de Documentación e Investigación Jurídicas de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, n. 34, 2005, p.p. 193-201; También, véase: Afirmar a la persona por sí misma, CNDH, México 2002.

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