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(32) NOTICIA TOMADA EL 11 DE ENERO DE 2013 DE:
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/reportajes-y-entrevistas/dettagliospain/articolo/21293/

ESTUDIO INDICA LOS PROBLEMAS DE LOS
HIJOS DE PAREJAS “GAY”

POLÉMICAS EN TORNO AL MATRIMONIO HOMOSEXUAL
Polémicas en torno a una investigación de la Universidad de Texas; según el estudio serían menos saludables y más propensos al suicidio y a la traición

MARCO TOSATTI
ROMA

En junio del año pasado, la revista científica estadounidense “Social Science Research”, la “peer rewieved” más prestigiosa del sector, publicó dos estudios muy interesantes sobre los problemas de los niños que crecen dentro de una relación homosexual. Estos estudios modificaron el panorama del conocimiento al respecto. Las primeras investigaciones sobre este argumento (y tal vez estas sirvieron como base para las decisiones de la Corte Constitucional) afirmaban que no hay diferencia en el desarrollo afectivo y psicológico de los niños de parejas homosexuales y heterosexuales.

Hasta junio del año pasado, como explicaba Francesco Paravati (presidente de la Sociedad Italiana de Pediatría), los problemas relacionados con las «nuevas familias» eran fenómenos muy recientes, por lo que las investigaciones tenían un carácter preliminar y a menudo se realizaban con pequeños grupos y a breve plazo.

Uno de estos dos nuevos estudios es el del sociólogo de la Universidad de Texas, Mark Regnerus. Su estudio está dotado de un método inédito cuantitativa y cualitativamente. Se basó en una muestra mucho más grande y a nivel nacional; pero, sobre todo, dejó que fueran los «hijos» de padres homosexuales los que tomaran la palabra. 

Entre los datos presentados, y que han creado polémicas, surgió que el 12% piensa en el suicidio (en contra del 5% de los hijos de parejas heterosexuales), son más propensos a la traición (40% contra 13%), a menudo son desempleados (28% contra 8%), recurren con mayor facilidad a la psicoterapia (19% frente a 8%) y requieren mayor asistencia social con respecto a sus contemporáneos. El 40 % de los casos indicó que ha contraído una enfermedad de transmisión sexual (en contra del 8%); son normalmente más pobres, menos saludables y más propensos al tabaquismo y a la criminalidad.

Además, el autor afirma que los estudios que se han publicado hasta ahora (y que sostienen la teoría de que no hay  «ninguna diferencia» entre los niños que crecen en familias heterosexuales y “gay”, «se basan en datos no casuales y poco representativos, usan muestras de dimensiones pequeñas que no permiten la generalización hacia la población más amplia de familias de homosexuales y lesbianas».

El movimiento LBGT de los Estados Unidos puso en marcha una fuerte campaña para deslegitimizar a Regnerus, que a menudo se ha mostrado a un paso del insulto y del linchamiento moral (con una violencia extraordinaria). Incluso reunieron firmas para pedir que la Universidad de Texas despidiera al investigador. Por ello comenzó una investigación interna para verificar la cientificidad del estudio. Sin embargo, el 29 de agosto del año pasado en el sitio web de la misma universidad apareció este comunicado: «La Universidad de Texas estableció que ninguna investigación formal puede ser justificada con respecto a las acusaciones de mala conducta científica presentadas en contra del profesor Mark Regnerus, con respecto a su artículo publicado en la revista “Social Science Research”».  Según la Universidad, «no hay pruebas suficientes para justificar una investigación». Como sea, la investigación interna reconoció la legitimidad del trabajo del investigador y su fidelidad al protocolo previsto por la metodología para la investigación.

 

La Universidad de Texas se encuentra en el lugar 67 entre las mejores universidades del mundo, según el  “US News and World Report. La investigación de Regnerus, además, fue aprobada por el “New York Times”, que no es un dechado de simpatía para con las posturas tradicionales. El periódico escribió que «los expertos externos, en general, dijeron que la investigación fue rigurosa y que ofrece algunos de los mayores datos al respecto». La comisión “externa” estaba formada por un grupo de 18 científicos y profesores universitarios. Además, diferentes psicólogos y psiquiatras reconocieron la confiabilidad de los incómodos resultados.

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