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TOMADO DE: http://www.farah.cl/sinopsis.html

 

SINOPSIS COMPARATIVA ENTRE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ORTODOXA Y LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ROMANA.

 

INTRODUCCIÓN

Con motivo de la visita a Chile de Su Beatitud Ignacio IV, Patriarca de Antioquía y todo Oriente, se ha despertado la consciencia de muchos católicos ortodoxos interesados en conocer aún más la milenaria fe de sus antepasados, cristianos de Tierra Santa. También nos han sido formuladas, por hermanos católico romanos, innumerables preguntas acerca de nuestra Iglesia, de su hermosa liturgia, sus íconos y su teología; muchas personas han deseado saber qué diferencias impiden la unidad plena en la mutua comunión.

No podemos olvidar que ambas iglesias, la Católica Ortodoxa y la Católica Romana, vivieron más de mil años de fe común, de historia indivisa; a pesar de la separación ocurrida en el siglo XI, es mucho más lo que las une que lo que las separa. Es importante conocer sus diferencias para saber encontrar la verdadera unión y la plena comunión; conociéndose mutuamente es como mejor se podrán reconocer mutuamente.

Se ha elaborado esta síntesis comparativa intentando dar respuesta a estas inquietudes, sobre todo para motivar a los cristianos a interesarse por su fe, conocerla y vivirla intensamente, para ser herederos del Reino de los Cielos.

No se ha pretendido algo exhaustivo, sino formular una síntesis clara que permita despejar dudas fundamentales. Esto limita un poco las explicaciones, sacrificando su desarrollo más profundo en aras de la claridad.

Se recomienda la lectura de la obra "La Santa Iglesia Ortodoxa", del Doctor en Teología Profesor José Elías, que constituye un valioso aporte al conocimiento de la ortodoxia. Los textos citados en esta síntesis comparativa han sido extraídos de dicha obra, con la debida autorización del Dr. Elías.

 

1. ¿DÓNDE SE ENCUENTRAN SUS FELIGRESÍAS?

Tanto fieles ortodoxos como romanos se encuentran en todos los países del mundo, debido al carácter misionero de ambas iglesias y a los movimientos migratorios de los pueblos, sobre todo durante el siglo XX. Con todo, se pueden señalar determinadas zonas del mundo de acuerdo con los siguientes criterios:

 

Iglesia Romana

Iglesia Ortodoxa

mayoría de la población total

Grecia, Chipre, Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro, Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Georgia

España, Portugal, Italia, Malta, Irlanda, Francia, Bélgica,

Austria, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Polonia, Lituania,

Iberoamérica, Filipinas

mayoría de la población cristiana

Albania, mundo árabe

República Checa, India, Canadá

cantidad similar de fieles al conjunto de denominaciones protestantes

Estonia

Alemania, Suiza, Estados Unidos de América

minoría significativa en un país de dominio protestante

Finlandia

Reino Unido, Noruega, Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda

cantidad similar de fieles

Bosnia, Hungría, Letonia, mundo africano, Japón, China

 

2. PATRIARCADOS.

Son las cabezas o jefaturas de iglesias o diócesis autónomas en lo administrativo.

Iglesia Ortodoxa

Iglesia Romana

Patriarca de Jerusalén
Patriarca de Antioquía y todo Oriente
Patriarca o Papa de Alejandría
Patriarca de Constantinopla
Patriarca de Moscú
Patriarca de Bulgaria
Patriarca de Rumania
Patriarca de Georgia

Patriarca o Papa de Roma

Cada patriarcado o iglesia autocéfala tiene autonomía administrativa para el gobierno de su iglesia.

Cada patriarca gobierna su iglesia junto al Santo Sínodo, formado por arzobispos metropolitanos.

La autonomía es sólo administrativa, ya que la iglesia es una y universal: la unidad es en la fe y en la comunión recíproca.

No existe autonomía administrativa en los diversos países.

El Papa nombra a los obispos de cualquier parte del mundo, quedando sujetos directamente a él.

No acepta otro Jefe Supremo de la Iglesia que Nuestro Señor Jesucristo, su fundador.

El Papa se proclama cabeza visible de la Iglesia y representante de Cristo en la Tierra (Vicario de Cristo).

Quien no está en comunión con el Papa está fuera de la Iglesia Romana.

 

3. AUTORIDAD SUPREMA DE LA IGLESIA.

Iglesia Ortodoxa

Iglesia Romana

El Concilio Ecuménico de toda la Iglesia.

El Papa.

La infalibilidad reside en la totalidad de la Iglesia, en su Plenitud o Pleroma, ya que el Soplo del Espíritu Santo la asiste a toda ella.

Ningún hombre es infalible; sólo lo es Dios.

El Magisterio del Papa es infalible cuando habla

Ex-Cathedra (Concilio Vaticano I, año 1870).

 

4. ¿QUIÉNES FUNDAN LAS DIVERSAS IGLESIAS LOCALES Y CUÁNDO?

Las iglesias son locales en cuanto a territorio o distritos eclesiásticos, pero son parte inseparable de la Iglesia Universal fundada por Cristo sobre todos los apóstoles.

  • Iglesia de Jerusalén, Madre de la Iglesia, en Palestina. La dirige el Apóstol Santiago, su primer obispo.
  • Iglesia de Antioquía, centro principal de Oriente, en Siria. La fundan San Pedro y San Pablo. San Pedro es su primer obispo. Allí comenzó la predicación a los gentiles y es donde comenzaron a llamarse "cristianos" los seguidores de Cristo. Fue llamada Iglesia Madre de las Naciones.
  • Iglesia de Alejandría, principal centro político, cultural y filosófico de África, en Egipto. Fue fundada por San Marcos.
  • Iglesia de Roma, primera capital del imperio. Fundada por San Pedro y San Pablo, unos diez años más tarde que Antioquía. San Pedro acudió a Roma a dar testimonio de Cristo ante la comunidad existente. Ambos fueron allí martirizados. Su primer obispo postapostólico fue San Lino, discípulo de San Pablo.
  • Iglesia de Constantinopla, segunda capital del imperio, fundada por San Andrés, el primer apóstol llamado por Nuestro Señor.

Muchas ciudades de Oriente tuvieron como fundadores de la Iglesia Cristiana a los propios apóstoles. Por ejemplo, la Iglesia de Chipre fue fundada por San Pablo y San Bernabé; la de Atenas, por San Pablo. Así Corinto, Éfeso, Nicea, etcétera. En Occidente, sólo Roma exhibía esa característica, por lo cual tuvo un gran prestigio entre las comunidades de España, Italia, Francia, etcétera.

 

5. UNIDAD Y PRIMACÍA.

«Todos los patriarcas tenían iguales derechos, eran independientes en la administración de su iglesia y eran iguales entre sí. Todos los creyentes de la Iglesia han estado unidos por su fe, sacramentos y prácticas comunes. Siendo Roma la capital del imperio, se consideraba a su patriarca el primero entre sus iguales, siendo esto un título honorífico solamente (1er Concilio Ecuménico, Artículo 6°; 2° Conc. Ecum. Art. 3°; 4° Conc. Ecum. Art. 28°; 6° Conc. Ecum. part. 36).

Posteriormente, con el establecimiento de la capital del imperio en Bizancio, se dieron honores similares al Patriarca de Constantinopla.»

Jamás se planteó en los patriarcados de la Iglesia Indivisa la supremacía de alguno de ellos sobre los demás.

 

6. ¿SOBRE QUIÉN SE FUNDÓ LA IGLESIA?

«La palabra "Iglesia" es de origen griego y se refiere a una asamblea o sociedad de creyentes (del verbo convocar o llamar).

Cristo fundó su Iglesia como depositaria de la Gracia y de los medios de salvación y su finalidad es continuar la obra de la salvación y conducir a los hombres al Reino de Dios.

Palestina es la cuna del cristianismo, donde Jesús nació, vivió, actuó, predicó, fue crucificado, resucitó y subió a los cielos, obrando allá la redención del género humano. En Pentecostés, envió el prometido Espíritu Santo a sus apóstoles, quienes, junto con la Santísima Virgen María, las mujeres y hermanos reunidos en la misma sala donde se realizó la cena, perseveraban unánimes en oración y ruego (Hechos I: 13,15). Esta era la primera Comunidad de los creyentes en Jesús, es decir, la primera Iglesia Cristiana.

Todos los apóstoles recibieron, en igual medida, el mandato del Señor. Desde Jerusalén, el evangelio fue propalado por los apóstoles en los países vecinos.»

 

7. «TÚ ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA.»

Es importante conocer el pasaje completo del Evangelio de San Mateo 16, 13-19:

«Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron: unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías u otro de los profetas. Y Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?

Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos.»

En griego se distinguen claramente dos vocablos usados por Nuestro Señor: "petros", al referirse a Pedro, y luego "petra". "Petros" significa "piedrecita", mientras que "petra" significa "roca", una gran piedra.

Los Santos Padres de la Iglesia han visto en este pasaje evangélico, en la confesión de Fe de Pedro que Cristo es el Hijo de Dios vivo, a la piedra de que habla Nuestro Señor, ya que lo dicho por Pedro no le fue revelado por carne ni por sangre, sino por el propio Padre que está en los cielos; él se adelantó hablando en nombre de todos los discípulos.

 

Iglesia Ortodoxa

Iglesia Romana

De esta forma, la Iglesia Ortodoxa ve fundada la Iglesia sobre todos los apóstoles y sobre la Fe pronunciada por San Pedro en aquel momento.

Todos somos fundamento de la Iglesia, o como dice San Pablo, templos vivos del Espíritu Santo.

La Iglesia Romana ve en la persona misma de Pedro

el fundamento de la Iglesia, y no en la Fe por él enunciada

bajo inspiración divina.

 

Además de este pasaje evangélico, en el conjunto de los Evangelios, en los Hechos de los apóstoles así como en diversas epístolas, queda muy claro el fundamento de la Iglesia sobre Doce Columnas -los Santos Apóstoles- sobre todos los cuales descendió el Espíritu Santo en Pentecostés.

Todos somos miembros del Cuerpo Místico que es la Iglesia, pero una sola es su cabeza: Cristo Nuestro Señor.

 

8. APÓSTOLES, OBISPOS Y SUCESIÓN APOSTÓLICA.

Los Apóstoles fueron fundando diversas comunidades actuando como sus primeros obispos. Para continuar su itinerario misionero, quedaron otros justos varones como sus sucesores. De esta forma, San Pedro actuó durante siete años como Obispo de Antioquía, siendo San Evodio su sucesor.

San Pedro murió en Roma, martirizado, según la tradición de la Iglesia, aunque las Sagradas Escrituras no se refieren a ello.

Iglesia Ortodoxa

Iglesia Romana

La Iglesia de Antioquía, habiendo tenido como primer obispo a San Pedro, jamás ha reclamado supremacía sobre toda la Iglesia, ya que ella le corresponde a Cristo.

En la Tierra, a toda la Iglesia le asiste el Espíritu Santo; cada patriarcado es parte íntegra de la Iglesia Universal, ya que se fundó sobre todos los apóstoles.

La Iglesia de Roma, que estaba en comunión con todos los patriarcados hasta antes de su separación,

 en el año 1054, reclama para sí la supremacía sobre toda la Iglesia, basándose en la jefatura de Pedro, y en el hecho de que éste haya muerto en Roma.

 

9. CONCILIOS ECUMÉNICOS DE LA IGLESIA INDIVISA.

La Iglesia Ortodoxa acepta sólo los siete primeros concilios como Ecuménicos o Universales. Después del Gran Cisma, en 1054, sólo se han celebrado concilios particulares en el seno de cada iglesia. Por ejemplo, en Occidente los concilios de Trento (1545), Vaticano I (1869) y Vaticano II (1962); en Oriente, los concilios de Jerusalén (1672), Constantinopla (1755) y la Conferencia Panortodoxa de Constantinopla (1923).

«El Primer Concilio fue convocado por el Emperador Constantino en la ciudad de Nicea, el año 325, donde fue condenado el arrianismo, herejía que negaba la completa Dignidad de Cristo; ahí fue compuesta la primera parte del Credo o Símbolo de la Fe, que en pocas palabras expresa claramente nuestra creencia y doctrina cristiana. Este Credo fue completado en sus últimos artículos en el Segundo Concilio Ecuménico en Constantinopla (año 381); por ello se llama Símbolo Niceo-Constantinopolitano. Dicho Credo es obligatorio para toda la Iglesia Cristiana, y como lo establecieron los Santos Padres en el Art. 7 del 3er Concilio realizado en la ciudad de Efeso, nadie bajo anatema, puede cambiar una sola de sus palabras. Además formuló la organización visible de la Iglesia, planteando la posición de las grandes sedes o Patriarcados y también condenó el macedonianismo, herejía que sostenía que el Espíritu Santo es una creatura.

El Tercer Concilio Ecuménico se celebró en Efeso, año 431, que condenó al nestorianismo (independencia entre Cristo Dios y Cristo Hombre). El Cuarto Concilio fue en Calcedonia, año 451; condenó el monofisismo, que sostenía una naturaleza de Cristo y dio, además, al Patriarca de Constantinopla el mismo rango de honor que el de Roma. El Quinto Concilio, Constantinopla (II), año 533, condenó cierta literatura de índole nestoriana y conciliatoria con los monofisistas. El Sexto en Constantinopla (III), año 580, condenó el Monotelismo (una voluntad en Cristo), y el Séptimo, en Nicea (II), año 787, condenó el iconoclasmo y confirmó la veneración de las imágenes y reliquias.

Así es como en este período, la Iglesia confirmó su organización y gobierno terrenal. Además, en él se expusieron y defendieron las verdades básicas y los elementos del Culto Ortodoxo por los Padres y Doctores Ecuménicos.»

Con lo anterior se demuestra que la organización de la Iglesia es de Derecho Canónico y no de Derecho Divino. Su estructura administrativa puede verse modificada a lo largo del tiempo, en función de sus necesidades.

 

 

10. CAUSAS DE LA SEPARACIÓN DE ROMA DE LOS OTROS PATRIARCADOS.

La causa más profunda está centrada en la pérdida de la cultura helénica a lo largo del Imperio Romano, a contar de la invasión de los bárbaros sobre Roma y la influencia de elementos asiáticos sobre Constantinopla.

El griego era el idioma culto; en él se escribió casi todo el Nuevo Testamento, con excepción del Evangelio de San Mateo, y con él se predicó incluso en Occidente. La palabra "católica" es de origen griego y significa "universal", "plena" (San Ignacio de Antioquía, siglo II).

Junto al distanciamiento cultural se produjo un distanciamiento en el orden político, sobre todo a partir de Carlomagno (siglo IX). Fue apareciendo en Occidente una tendencia a querer ver en el Papa de Roma una pretendida supremacía -no primacía de honor- sobre el resto de los patriarcados. Esta tesis fue cobrando fuerza en Occidente, donde Roma, por ser la única sede de origen apostólico y porque preservaba los antiguos restos del Imperio Romano Occidental, tuvo una influencia creciente sobre el resto de las diócesis.

Así, al intentar imponer la supremacía a los patriarcas de Oriente, junto con una serie de reformas en la práctica litúrgica (comunión con pan ácimo y no con pan y vino, celibato sacerdotal, etcétera) y la adición de la palabra "Filioque" al Credo de la Fe cristiana, llevaron a la ruptura.

«Un legado papal, el Cardenal Humberto de Mourmontiers, Obispo de Silva Cándida, que junto al Cardenal Federico de Lorena y Pedro Arzobispo de Amalfi, extralimitándose en sus atribuciones y haciendo caso omiso de las reglas canónicas, al tiempo de celebrarse la Santa Misa, precipitadamente, colocaron en el altar de Santa Sofía la sentencia de excomunión contra Miguel Cerulario y su clero. A un cardenal no le corresponde excomulgar a un patriarca: sólo el Santo Sínodo lo puede hacer. En aquellos momentos el Papa León IX había fallecido, cautivo de los normandos que habían ocupado el sur de Italia.

Miguel Cerulario y el Santo Sínodo de Constantinopla respondieron de igual modo, excomulgando a Roma. Así se produjo el Gran Cisma de la Iglesia, entre Occidente y Oriente.

Occidente conoció más tarde una profunda división, en el siglo XVI, con la reforma protestante, que enfrentó a media Europa de forma desgarradora. Se encuentra en la actualidad enormemente dividida en materia doctrinaria.»

 

 

11. LEVANTAMIENTO DE LA EXCOMUNIÓN.

Después de algunos intentos durante nueve siglos, en diciembre de 1965, fecha histórica para la Iglesia, en tiempos del Patriarca Atenágoras y del Papa Paulo VI, ambos de bendita memoria, se levanta la recíproca excomunión y comienza a trabajarse por el restablecimiento de la unidad plena entre ambas iglesias.

La Iglesia Ortodoxa reza siempre por la unión de todos en la verdadera fe, transmitida por Nuestro Señor Jesucristo, los Apóstoles y Padres de la Iglesia, preservada intacta en el oriente cristiano.

 

 

12. DIFERENCIAS MÁS DESTACADAS ENTRE LA IGLESIA ORTODOXA Y LA IGLESIA ROMANA.

En el dogma:

  • La Iglesia Ortodoxa no acepta la adición anticanónica del vocablo "filioque" al Credo de la Fe.

En los dos primeros concilios ecuménicos, en Nicea y Constantinopla, se dejó establecido el Credo de nuestra fe cristiana, sin que nadie bajo anatema pueda cambiarlo. En él se dice "... creo en el Espíritu Santo, señor y vivificador, que procede del Padre, y que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado, que habló por los profetas ...".

La palabra "filioque" significa en latín "y del hijo". Al introducir este vocablo se modifica el Credo, diciendo "... creo en el Espíritu Santo, señor y vivificador, que procede del Padre y del Hijo, y que ...", con lo cual se contraviene lo establecido en los concilios ecuménicos y el Evangelio de San Juan; incluso un gran Papa, como León III, no aceptó tal adición, rechazándola al Emperador Carlomagno, haciendo grabar en placas metálicas el credo auténtico, tanto en griego como en latín, las que colocó en las paredes de la Basílica de San Pedro en Roma.

Además del simple cambio a lo establecido en los concilios, suponía una transformación de los aspectos fundamentales de la doctrina teológica acerca de la Santísima Trinidad, rompiendo el equilibrio armónico entre las Tres Personas Divinas. Todo esto tenía su repercusión en la organización de la iglesia, ya que siendo la teología del Hijo la Teología de la Unidad, y la del Espíritu Santo la Teología de la Diversidad, la Iglesia Una y a la vez Diversa -rica en diferentes tradiciones locales- se vio afectada al alterar el equilibrio de ambas teologías. Al proceder el Espíritu Santo del Padre y del Hijo, cobraba más fuerza la idea de unidad y se justificaba un intento de supremacía sobre la diversidad de la Iglesia.

 

  • La Iglesia Ortodoxa no acepta el dogma romano de 1870, por el cual el Papa es infalible cuando habla "Ex Cathedra".

Solamente Dios -ningún ser humano- es infalible. En todo caso, la infalibilidad otorgada a la Iglesia corresponde a la plena consciencia de toda ella, expresada en el Concilio Ecuménico Universal con posterior recepción por parte de toda la Iglesia.

  • La Iglesia Ortodoxa no acepta el dogma romano de 1854 de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

La Santísima Virgen María es Madre de Dios; virgen antes, durante y después del nacimiento de Cristo - por eso se la representa con tres estrellas en los íconos ortodoxos, sobre la frente y cada hombro.

La Iglesia Ortodoxa no acepta el dogma de la Inmaculada Concepción de María, o sea, que ella haya nacido sin la mancha del pecado ancestral u original cometido por Adán y Eva, cuya exclusiva culpa compromete a todo el género humano.

Sólo Cristo nació exento de mancha. La Virgen María, de la casa de David, hija de San Joaquín y Santa Ana, nació como todo ser humano. No cometió ella pecado alguno por propia voluntad, siendo llena de Gracia del Espíritu Santo. Cuando ella acepta ser Madre del Salvador, lo hace libremente; y en ese acto humano y libre nos representa a todos. Así Cristo, el Verbo encarnado, es verdaderamente hombre al nacer de una hija del género humano.

La Santísima Virgen murió y luego fue llevada al cielo, donde reina gloriosamente sobre la humanidad. Es nuestra Madre e Intercesora, más gloriosa que los querubines y serafines.

Si la Virgen no hubiera tenido la mancha del pecado de Adán y Eva, sería una especie de diosa o ángel corpóreo, por lo que no habría sido libre -y por tanto humana- su decisión de aceptar la maternidad de Cristo: Cristo no habría sido verdaderamente hombre - "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". La Santísima Virgen María tenía plena consciencia de su humana condición cuando exclama: "Mi alma engrandece el Señor, y exalta de júbilo mi espíritu en Dios mi salvador".

 

 

 

13. DIFERENCIAS SACRAMENTALES.

 

Iglesia Ortodoxa

Iglesia Romana

bautismo

Por inmersión del bautizando, como Cristo en el río Jordán.

Por aspersión en la cabeza solamente.

crismación o confirmación

Es administrada por el sacerdote inmediatamente después del bautizo, sea de niño o de adulto.
Otorga los dones del Espíritu Santo, potenciando las particularidades de la persona. Con el bautismo se incorpora a la Iglesia; se une a la familia de los Hijos de Dios.
Con la confirmación se le potencia en sus características personales de imagen de Dios.

Se administra después de la Primera Comunión.

Tiene el sentido de renovar la promesa del bautismo.

Es administrada por el obispo y, excepcionalmente, por un sacerdote con expresa delegación.

comunión de los fieles

Bajo las especies de pan y vino consagradas por el Espíritu Santo, al cual se invoca en la Divina Liturgia ("Epiklesis"), tras recordar las palabras de la Última Cena: "Tomad y comed, este es mi cuerpo...".

Bajo pan ácimo, consagrado por el sacerdote con las palabras de la Última Cena.

Sólo el sacerdote comulga con las especies de pan y vino.

Se da a los niños tan pronto hayan sido bautizados.

Se da a los niños a partir del uso de razón.

Se requiere ayuno total desde las cero horas del día.

El ayuno es más laxo que el ortodoxo.

confesión

El sacerdote no perdona los pecados, sino que lo implora a Dios, ya que sólo Él perdona al pecador que se arrepiente y confiesa.

El sacerdote perdona los pecados.

El sacerdote actúa más bien como testigo ante Dios y como cura del alma (el pecado es una enfermedad).

Actúa más bien como juez.

La absolución es completa, tanto en lo temporal como en lo eterno. Por ello no plantea la ortodoxia la existencia de un purgatorio.

La absolución corresponde a lo temporal, y para ello el alma requiere de un purgatorio para la absolución eterna.

Los consejos y la penitencia que pueda dar el confesor son de carácter pedagógico y terapéutico para proteger al fiel. No es parte del sacramento ni se impone para satisfacer la justificación divina.

La penitencia es parte del sacramento y tiene carácter de sanción por las faltas.

Se impone para reparar o satisfacer la justificación divina por los pecados cometidos.

orden sacerdotal

Puede ser ordenado un hombre casado, a requerimiento de su comunidad ante el obispo, contando con la venia de su esposa.

Un monje puede ser ordenado como sacerdote.

Lo dicho para el sacerdocio es válido para el diaconado.

El obispo es célibe y usualmente monje.

Sólo pueden ser ordenados los célibes.

Actualmente se ordena a casados como diáconos.

unción a los enfermos

Se otorga óleo bendito a cualquier enfermo, no sólo en caso de muerte.

Tenía el carácter de extremaunción, al borde de la muerte, pero el Concilio Vaticano II lo acercó a la posición ortodoxa.

matrimonio

Es el sacramento del amor; el fin principal del matrimonio es el amor de los esposos, siendo los hijos una bendición de Dios y fin importante también del mismo.

El fin principal es la procreación y educación de la prole, reconociéndose actualmente como segundo fin la ayuda mutua y el auxilio entre los esposos.

Es el sacramento del amor; el fin principal del matrimonio es el amor de los esposos, siendo los hijos una bendición de Dios y fin importante también del mismo.

El fin principal es la procreación y educación de la prole, reconociéndose actualmente como segundo fin la ayuda mutua y el auxilio entre los esposos.

El ministro del sacramento es el sacerdote, al cual acuden libremente los novios para que éste, frente al altar, ruegue a Dios que bendiga su unión.

La sustancia del sacramento es la unión de los novios, siendo la forma del mismo la bendición de Dios. Por ello el ministro del sacramento es el sacerdote.

Los ministros son los propios novios, contrayentes del matrimonio

 - fuerte sentido de contrato, tal vez por influencia jurídica de la antigua Roma.

El sacerdote actúa sólo como testigo.

La decisión de planificar la familia y el método a usar queda para la decisión en consciencia de los esposos y de su confesor. No confundir con el aborto, que es condenado como un gran pecado.

No se aceptan métodos anticonceptivos, salvo los llamados "naturales".

De forma excepcional, como mal menor, establece el divorcio en el matrimonio, con disolución de vínculo, en los casos siguientes:

  1. Locura incurable o enfermedad contagiosa de uno de los cónyuges.
  2. Cadena perpetua o por largo período de condena, no revocable.
  3. Manifiesta infidelidad conyugal, abandono de hogar o requerimiento al cónyuge de prácticas reñidas con la moral.

En los dos primeros casos la Iglesia, como Madre, rompe el vínculo para ayudar a la familia en una situación difícil, sin que existan culpables.

En el tercer caso, el tribunal eclesiástico juzga y determina la inocencia de uno de los cónyuges, al cual se le permite contraer matrimonio nuevamente.

En todos los casos señalados rige lo dicho tanto para el hombre como para la mujer.

No acepta el divorcio.

Existe la llamada "nulidad matrimonial"; es decir, se analiza si hubo,

en el momento de contraer vínculo matrimonial,

elementos que lo hayan invalidado desde el inicio,

aunque a los hijos nacidos se les considera legítimos.

 

14. OTRAS DIFERENCIAS.

  • La Iglesia Ortodoxa no acepta la existencia del purgatorio, ni la dispensa o venta de indulgencias.
  • El hombre, en permanente lucha en su proceso de deificación durante la vida, se puede acercar cada vez más a Dios, mediante la gracia divina que le es connatural (hecho a imagen y semejanza de Dios).

Más que una estática visión beatífica de Dios, la Iglesia Ortodoxa plantea una participación humana de las energías increadas o gracia de Dios.

  • La Iglesia Ortodoxa no es Iglesia-Institución; se centra más en los problemas espirituales de la salvación de nuestras almas que en los problemas terrenales contingentes, a los cuales se debe abocar cada laico como ciudadano de su patria.

No es una iglesia sesgada hacia la normativa jurídica, como la romana, ni su teología influida por la filosofía. Hay una visión más espiritual y vital de lo teológico. Dios es Padre al cual se le debe buscar en el centro de nuestro corazón sin que sea preciso especular racionalmente con Él ni con lo sagrado.

  • La antropología ortodoxa está basada en el hombre antes de la caída -a imagen y semejanza de Dios- y no en la naturaleza humana dañada.

La ortodoxia tiene puesta sus esperanzas en Cristo resucitado, triunfante; mira a la Cruz como símbolo de victoria. Es alegre y esperanzada, confiada en Dios y su gran misericordia.

  • Su liturgia se conserva invariable desde el tiempo de los Padres de la Iglesia. Celebra la liturgia de San Juan Crisóstomo, de San Basilio y del Apóstol Santiago, además de la liturgia de los Dones Presantificados en Cuaresma.
  •  
  • Los íconos representan a los seres transfigurados: es una verdadera teología pintada. Traen a nuestros ojos el sentido de lo sagrado y la presencia del espíritu. La Iglesia Ortodoxa sólo venera íconos; no existen las estatuillas, ni representaciones de lo sagrado que tengan volumen.
  •  
  • La música litúrgica no es una decoración de la Santa Misa, sino que sostén de la oración, a la cual se subordina. Representa la oración más perfecta. No usa instrumentos musicales, ya que es el hombre quien reza cantando.
  •  
  • No existen diversas órdenes religiosas como en Occidente (franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos, monjas clarisas, carmelitas, etcétera). Sólo existe el monacato: monjes y monjas, aunque se reconocen dos o tres maneras de organizar la vida del convento, según se trate de vida más participativa o recluida.

«Caracteriza a la Ortodoxia una profunda espiritualidad sacramental, portadora del Espíritu Santo; una decidida confianza en el Señor; una firme lealtad a los apóstoles y padres de la Iglesia; una moral fuertemente enraizada en la Biblia y en los dogmas, y una liturgia de gran significado teológico, rica en expresividad dogmática; una liturgia que además de la solemnidad, tiene la particularidad de llegar íntimamente al corazón de todos; desde el más humilde hasta el más culto. Una participación y experiencia de la vida sacramental. Un gobierno democrático y una coparticipación de clérigos y laicos en las comunidades locales; participación junto a la Jerarquía en la elección de los ministros eclesiásticos (obispos y sacerdotes). Un carácter y sentimiento de responsabilidad social y patriótica íntimamente relacionado con el Kerigma (predicación) evangélico.

La Iglesia Ortodoxa como institución es verdaderamente democrática; no acepta un sistema autoritario. Preserva el antiguo sistema de administración; ni uno de libertinaje o anárquico que conduce al individualismo. Nuestro sistema es de libertad y disciplina, clérigos y laicos forman una unidad. Los laicos de una u otra forma participan en la elección del clero. Los laicos juegan un importante papel en la administración de la iglesia. Cada parroquia tiene un consejo o comité de laicos, que asisten al presbítero y cada diócesis tiene un comité representativo, que ayuda al obispo, llamado Consejo Superior o Diocesano.

Todos ocupan ciertas posiciones y trabajan para el bienestar de la iglesia. Todos son animados por los mismos principios de vida espiritual, la misma fe moral, hacia los medios de sacrificación y comunión con Dios.

Ha cumplido la venerable labor de conjugar la autoridad de Dios y la libertad del hombre en la formulación de sus doctrinas y reglas canónicas. Ha asumido la gran tarea de, en la historia, mantener el equilibrio entre la autoridad y la libertad; la unidad y la autonomía local: "la unidad y la variedad" (imagen de la Santa Trinidad que siendo un solo Dios, hay tres Personas).

Nuestra Iglesia es un organismo vivo, que tiene a Cristo por cabeza, y es la Iglesia del Señor en la Tierra, es la cristiandad original y pura, es el Cuerpo de Cristo en la Tierra... "Columna y Baluarte de la verdad" (I Tim. 3:15). La Iglesia Ortodoxa de hoy pertenece a Cristo, sus miembros tratan de vivir en Cristo, como Él fue revelado, entendido y enseñado en la Iglesia original e individida.

Nuestro Señor Jesucristo ha fundado sólo una Iglesia. La Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica, la cual hasta nuestros días está representada por la Iglesia Ortodoxa. El significado de cada una de las características enunciadas es, a saber:

Una: la Iglesia es "una" porque es un solo cuerpo espiritual, tiene una sola cabeza: Jesucristo, y está animada por un solo Espíritu de Dios (Efesios 4, 4-6; 1 Corintios 3, O III; Ef.: 1: 22-23). La unidad de la Iglesia se expresa en la misma confesión de fe, en la comunión, en las oraciones y en los sacramentos.

Santa: es Santa como su base, Nuestro Señor Jesucristo y porque en ella mora el Espíritu Santo que siempre la santifica (Juan 14:16).

Católica: (universal o ecuménica) (del griego "Katholikos": Universal, de "Kata": conforme a; y "olos": todos). Porque su mensaje está destinado a todos los fieles de todos los lugares, tiempos y pueblos, porque no está limitada por ningún lugar, tiempo, pueblo, sino al contrario, está abierta a todo aquel que desee unirse a ella (Mateo 28:18). Cabe decir que este término no es únicamente de carácter geográfico, sino que trasciende el tiempo y el espacio y su doctrina es permanente.

Esta expresión siendo propia de la Iglesia Ortodoxa, la emplean para autodenominarse otras confesiones cristianas, como la Iglesia de Roma y la de Inglaterra. Pero su origen helénico les recuerda que usan un término prestado de la Iglesia Original, individida y ortodoxa.

Apostólica: porque conserva sin interrupción la doctrina y la sucesión de los Dones del Espíritu Santo, desde tiempos de los apóstoles (Ef. 1,19-20).»


JORGE FARAH TARÉ
Presidente del Comité de Formación Doctrinal
Navidad de 1984, Santiago, Chile
(con actualizaciones menores en septiembre de 1997 y octubre de 2005)

Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de la Santísima Virgen María

 

 

 

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